La entrada de esta
semana va enfocada a un deporte en concreto, deporte que considero uno de los
más completos para favorecer nuestro cuerpo y mente. Hablo de la natación.
Desde que tengo
memoria, recuerdo estar en el agua, nadando en la piscina o en el mar, junto a
mi padre, principal causante de que mi segundo habitad sea el agua. Con 4 años
empecé mis clases de natación en Cartagena, sin embargo, aquella aventura duró
poco más de año y medio por mi inminente mudanza a la ciudad de Murcia. Ya en
Murcia, probé diferentes deportes como fueron ballet, gimnasia rítmica y
patinaje artístico. Este último me encantaba pero por problemas en tobillos y
muñecas tuve que abandonarlo. Fue entonces cuando volví a nadar.
Actualmente estoy
deseando volver a zambullirme bajo el agua, pero por la operación que me
realizaron en septiembre debo esperar a enero, ¡casi está a la vuelta de la
esquina!
Centrandonos en el
contexto educativo, sabemos que hoy en día muchos colegios disponen de
instalaciones deportivas que albergan piscina, como es el caso del colegio
Miralmonte en Santa Ana o Los Olivos en Molina de Segura, los cuales aprovechan
esta ventaja para realizar la clase de Educación Física en el agua al menos una
vez a la semana.
Los beneficios que
aporta este deporte a nuestro cuerpo son la suma de los beneficios de la
mayoría de deportes pero sin el impacto que pueden sufrir los huesos en otras
actividades.
Proporciona un gran
desarrollo aeróbico, favoreciendo la musculación del corazón, fortaleciéndolo y
haciendo que pierda la grasa que lo rodea. El resultado de esto es una bajada
de la frecuencia cardíaca en reposo, mejorando la eficacia de nuestro corazón.
Otro motivo a resaltar
es el fortalecimiento de los pulmones. Estos están encargados de llenarse y
vaciarse de aire mientras nadamos, haciendo que en cada respiración podamos
coger más aire reduciendo el gasto energético. Es lo conocido como eficiencia
respiratoria. Aumentamos la oxigenación y desciende la frecuencia respiratoria.
Por ejemplo:
“Cuando nadamos a crol mantenemos la respiración y se produce una deuda de oxigeno que motiva al organismo a aumentar la densidad de los glóbulos rojos de la sangre y la capacidad de estos para transportar oxigeno.”
“Cuando nadamos a crol mantenemos la respiración y se produce una deuda de oxigeno que motiva al organismo a aumentar la densidad de los glóbulos rojos de la sangre y la capacidad de estos para transportar oxigeno.”
Es decir, aumentamos nuestra capacidad pulmonar, limpiando así nuestros
pulmones. También es importante como deporte ya que favorece la flexibilidad de las
articulaciones. Los músculos trabajan mucho, haciéndose más resistentes y fuertes. También
mejora la eficacia de las articulaciones. Esto es debido a que tendones y
ligamentos mejoran su lubricación interna, aumentando la masa muscular y su
resistencia.
A nivel psicológico, mejora la calidad de vida, nuestra condición física y,
al menos en mí, ¡el estado de ánimo! Ya que reduce el estado de estrés.
Según la Fundación Española del Corazón, las etapas del aprendizaje de la natación son:
- Etapa I. Supervivencia en el medio acuático: Se trabaja la familiarización, respiración, flotación y propulsión a través de tareas específicas para conocer el medio y afianzar la confianza personal.
- Etapa II. Autonomía de movimiento en el medio acuático con libertad de movilidad: Se realizan desplazamientos, giros, saltos, lanzamientos y recepciones, en sesiones lúdicas. En esta etapa no se incide demasiado en las técnicas deportivas.
- Etapa III. Aproximación e iniciación a los gestos y movimientos de las especialidades deportivas y conocimiento básico de su reglamento y normativa: Prácticas de natación (espalda, crol, braza, mariposa) y sincronizada, waterpolo y saltos de trampolín, clases metodológicas para la iniciación a las diferentes modalidades.
Las razones y motivos que nos proporciona la Fundación Española del Corazón para que los niños y adolescentes practiquen este deporte son:
- Controla el peso corporal, lo que previene la obesidad en niños (y el 80 por ciento de niños obesos lo serán también de adultos).
- Ayuda a mantener unas cifras de tensión arterial más bajas.
- Baja la concentración de colesterol en sangre: reduce el desarrollo de la arteriosclerosis desde la infancia.
- Disminuye los niveles de glucosa en sangre debido a que el ejercicio aeróbico produce una mayor sensibilidad a la insulina. Por ello, reduce las necesidades de insulina en niños diabéticos.
- Contribuye a aumentar cualitativamente la capacidad de esfuerzo físico en niños, condicionando una mejor respuesta cardiovascular.
- Mejora la flexibilidad, coordinación, agilidad, velocidad y fuerza muscular.
- Saber nadar puede favorecer la socialización y la solidaridad; tener nociones de salvamento y poder ayudar en una situación real es un valor agregado en el aprendizaje.
- El uso del bañador hace que se muestre la propia imagen, la real. Esto permite conocerse y respetar a los demás. Además, el contacto personal favorece las relaciones interpersonales y ayuda a superar miedos.
- En niños con problemas neurológicos y parálisis cerebral, el medio acuático a 28 grados de temperatura hace que los músculos y el sistema nervioso pasen del estado de tensión al de relajación.
En definitiva, con tantas buenas razones no nos queda otra que despedirnos y decir, ¡A nadar!
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