martes, 10 de mayo de 2016

Los animales de la sabana

Después de un tiempo sin publicar, vuelvo a retomar esta iniciativa. Hoy os propongo un cuento motor sobre los animales de la sabana. Este cuento lo he escrito yo y aparte, he tenido la suerte de poder ponerlo en práctica con los alumnos de Educación Infantil de 3 años. Fue una experiencia muy bonita y ellos se lo pasaron en grande. Espero que os guste y os sirva como recurso educativo en vuestras aulas. 

*Se comienza sentados en el suelo, procurando realizar los mismos gestos que el león para que los alumnos interioricen más el personaje. 

"Hubo una vez, en un lugar de la sabana africana, un león muy valiente, que le encantaba vivir aventuras.
Un día, decidió separarse de la manada y emprender un largo viaje para conocer el mar. Muchos pájaros le habían hablado de él, pero no se creía las cosas que le decía, quería verlo con sus propios ojos. Así que cogió su mochila y comenzó a andar.
Y caminó y caminó hasta que se hizo de noche y bajo un árbol se sentó a descansar.

-          Qué cansado estoy de tanto andar…espero que ver el mar merezca la pena.

Dormido se quedo hasta que el primer rayo de sol le despertó al día siguiente. Al abrir los ojos lo primero que vio fue una gran jirafa:

-          ¡Oh! Me has asustado.

Y la jirafa respondió:

-          ¿a ti? ¿El rey de toda la sabana africana lo ha asustado una jirafa como yo?

-          Pues sí. Estaba durmiendo tranquilamente. Pero ya que estas aquí, dime por donde debo de seguir para llegar al mar. Quizás, con lo alta que eres puedes verlo desde aquí.

Y la jirafa respondió:

-          Unos cuantos pasos vamos a tener que dar para indicarte el camino,  pero te advierto que por un sitio peligroso hay que pasar.

Y andando se fueron los dos. Llegaron hasta el borde de una montaña altísima, de la que colgaba un puente muy estrecho de madera. Y la jirafa le dijo:

-          Hasta aquí te puedo acompañar, debo volver con mi familia. Pero cruza el puente con mucho cuidado y al final sigue por el camino que hay al otro lado.

El león le hizo caso y cruzó el puente.
(Equilibrio sobre banco de madera)

Al otro lado siguió por un camino entre hierba muy alta hasta encontrar un lago. 

(Zig zag entre las picas sujetas por ladrillos)

En el lago había muchas piedras redondas que sobresalían del agua, pero también ¡había muchos cocodrilos! El león le grito a uno de ellos.

-          ¡Eh! Cocodrilo, ¿estas piedras son seguras para pasar al otro lado?

A lo que el cocodrilo le contesto:

-          Si amigo león, puedes cruzar saltando de piedra en piedra. Ten cuidado de no resbalarte.
El león le dio las gracias y comenzó a saltar de una piedra a otra, con cuidado de no tropezar y caer al agua.

(Saltamos de aro en aro)


Una vez que lo cruzó, siguió andando por la orilla de un gran río hasta que se encontró un gran hipopótamo al que preguntó:

-          Hipopótamo, estoy buscando el mar, ¿por dónde debo de seguir andando?
A lo que el hipopótamo respondió:

-          ¿Andando? Es más fácil ir nadando.

Y el león le contestó:

-          No se me da muy bien nadar.

El hipopótamo, que es un gran nadador, le dijo:

-          No te preocupes, yo te acompañaré.

Y sin pensarlo dos veces, el león se lanzó al agua y nadó hasta que se encontró muy cansado.

(Reptamos por el suelo hasta cruzar el río)


 Salió del agua y le dijo al hipopótamo:

-          Muchas gracias por acompañarme, seguiré mi camino por la orilla del río hasta el mar.

Andando siguió, y con el sol se seco muy rápidamente. Pensaba que el mar no lo podría ver, estaba ya muy lejos de su casa y cansado de tanto andar, pero de repente, vio algo azul a lo lejos. Algo tan grande y tan azul que ¡pensaba que era un trozo de cielo que se había caído! Frotándose los ojos se acercó a un elefante y le preguntó:

-          ¡Elefante! Tú que eres tan alto y tan grande, dime qué ves allí a lo lejos, tan grande y tan azul.

Y el elefante respondió moviendo su larga trompa:

-          Amigo león, eso es el mar.

-          ¡Gracias elefante!

Le gritó el león mientras trotaba hacía él. Cuando pisó la arena sintió cosquillas en los pies, pero se acercó hasta la orilla, donde se dio un chapuzón. Salió del agua muy mojado y decidió descansar en la orilla.

Comenzó a pensar que viaje tan curioso había tenido y sobre todo, cuantos amigos había hecho…y así, recordando dormidito se quedo en la orilla."



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